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Navegando por las Islas Marquesas


¡¡¡Ya en la Marquesas!!!!!

Estamos donde se encuentran las casas eternas del pintor Paul Gauguin y del compositor y cantante Jaques Brel. La vista desde el barco, dentro de la bahía, hacia tierra es espectacular, con un aire algo nórdico por la cantidad de nubes que se instalan encima de los altos picos de las montañas y el verde de la vegetación.


Bajamos a tierra para presentar la documentación y nos reciben con una fruta buenísima, Pamplemouse, es una especie de pomelo gigante con un sabor entre la naranja/limón, exquisita para recuperar fuerzas. Allí nos espera un nuevo tripulante del Giampi que vendrá para dos meses, Toni, un amigo genovés de Massimo.


Ya los cuatro y después de unas cervecitas para conocernos, alquilamos un coche y damos una vuelta por la isla. El paisaje es impresionante, contundente, y lo mejor, mires donde mires ves fruta. Así que, donde podemos paramos el coche y recogemos limones, bananas y varios pamplemouse. Con eso ya vamos servidos para unos días.


Hemos estado tres días de descanso visitando la isla en coche. En el pequeñito pueblo de Autona nos proveemos de comida y bebida para al menos un mes de navegación, y nos disponemos a cambiar de isla. Por la mañana temprano subimos el ancla y nos dirigimos a una isla vecina, a tan solo 8 millas, a la cala de Steven Bay. El tiempo es muy malo y llueve de manera torrencial, pero bueno, tan sólo son 8 millas así que continuamos y disfrutamos de la compañía de delfines.

Llegamos a Steven bay, donde fondeamos. Antonio y yo nos bajamos nadando a tierra. Una playa virgen sin nadie a la vista, sin edificaciones salvo una barraca que parece ser la casa del tal Steve. Hay una especie de alambre que separa la zona de la arena de la playa con el inicio de la jungla. Visto que no hay nadie y que está lleno de cocoteros cogemos uno y nos lo llevamos al barco, con el pensamiento de volver por la tarde mejor preparados y coger más. Lo hacemos y……sorpresa, ahora sí está Steve. Mientras Álvaro (un amigo del barco Lydia) y yo estamos hablando con Steve, Toni sigue recogiendo cocos... hasta que es decubierto , Steve se va a por él, le echa una charla: donde él vive no hay supermercado y que lo que le da la tierra es de lo que vive, así que medio nos exige devolver los cocos, (yo pienso……pero hombre que son tres cocos y hay más de un millón, por donde mires!!!!! ...también pienso bueno, es su casa y debemos respetar). Toni se ofrece a pagárselos y Steve se niega, Toni insiste pero ahora con unas cervezas. Vemos como le cambia la expresión, así que Toni deja los cocos en el suelo y va al barco a traerse unas cervezas. Mientras, Álvaro y yo nos quedamos con él, y nos muestra como cocina un cerdo para una de las tripulaciones de los barcos (Carango) y nos da a probar un trozo de yuca con zumo de coco (sabor dulce, muy bueno) y un pedazo de pamplemouse. Me regala también unas conchas y unos semillas con los que hacen collares y pulseras. Gracias Steve……..qué no conseguirán dos cervezas!!!!!!!!! Ya con los cocos en el barco, disfrutamos de una gran puesta de Sol.



Por la mañana, de nuevo temprano, alrededor de las 07:30 h. volvemos a subir el ancla. Ahora ponemos rumbo a la Isla de Fatuiva, a la cala de Hanavave Tutea (Virgin Bay). 45 millas de ceñida y, como siempre que hacemos una ceñida, me viene a la mente mi querido Mediterráneo. Poco después de haber salido, observamos por proa un frenesí de actividad en el agua, peces que saltan, pájaros que se lanzan como meteoros al agua, alguna que otra aleta y de repente……la caña suena, empezamos a recoger la línea y muy pronto vemos que deja de tirar. Pensamos que lo hemos perdido, pero no, vemos que viene algo. Cuando lo subimos al barco…sorpresa, nos falta la mitad de nuestro pescado!!!!!!! Habíamos capturado un atún de unos 20 kg y llegó solo la mitad, con las marcas de un único mordisco, limpio, de un tiburón. Por aquí, lo de hacer el baño en travesía cogido con un cabito al barco……..…..no, no, no!!!!!!!!!

A las 1600 h. llegamos a Fatuiva, fondeamos cerca de unos barcos amigos, el Barbara Jean, el Belafonte y el Waterman. Por la mañana, nos juntamos para caminar hasta una cascada que hay en el interior de la isla. Dos horas de camino por en medio de la jungla, cruzando rios, entre árboles enormes y piedras llenas de musgo, al mas puro estilo "Señor de los Anillos".


Después de la caminata y de un refrescante baño en la cascada, un poco de relax en el barco. Mientras, preparo una paellita para varios barcos. Las tripulaciones del Waterman y del Ain´t Fancy cenan la paella en el Waterman y la del Belafonte y la del Barbara Jean la cenan en el Giampi. Como evidentemente no tengo paellera tan grande me dejan varias cacerolas y nos vamos apañando………"CHE QUE BÓ!!! con SERVICIO A DOMICILIO".



Al día siguiente, Orlando, un hombre de un barco que llegó ayer por la mañana, nos propone juntarnos para organizar una cena con cerdo cocinado al estilo polynesio. Como debemos de ser al menos 10 personas, se lo comentamos al Waterman, que continúa en la cala. Todos aceptan. Lo cocinan en la casa de una tal María, aquí no hay ni bares, ni restaurantes, ni chiringuitos, ni nada por el estilo. La forma de cocinarlo es enterrado en la tierra sobre unas hojas de palma, encima unas piedras calientes cubiertas de nuevo con hojas de palma y otras variedades. Ffinalmente se tapa con una especie de saco de rafia y con la tierra sacada del propio agujero. La cocción lleva todo el día. BUENÍSIMO!!!!! Después de tanto pescado, tanta pasta y arroz y comida de lata, NO ESTÁ NADA MAL!!!!!


Tras la cena, volvemos al barco y levamos ancla, para poner rumbo a la isla de Nuku Hiva, 120 millas náuticas con viento de través, un día de navegación y listo. Llegamos por la noche. La entrada a la bahía de Tai Ohae nos parece súper estrecha. Por la noche y sin conocer la zona, tosda la cartografía que llevamos a bordo no evita que se te apriete el culo. Fondeamos en una profundidad de 15 metros, así que soltamos unos 50 metros de cadena y listos, mañana por la mañana valoraremos si nos movemos o no.


Aquí hay rende-vouz por lo que la mayoría de los barcos están en la bahía. También hay algunos locales con algo de wifi, así que aprovecho para ponerme en contacto con los que están lejos. **Nota de la mecanógrafa: el que está lejos eres tú, Miguel.

El pueblo es pequeño, muy pequeño, la gente es muy amable y tienen lo necesario. Nos preparan una cena de bienvenida con platos típicos y danzas tradicionales.

Después de dos días, nos cambiamos de lugar y nos vamos a la cala Tai pi vai, a tan solo 3 millas, dicen que a las 15:00 h. se llena de mantas y……..¡¡¡es verdad!!! Es una cala muy profunda, llega hasta la desembocadura de un río que viene del interior de la isla. Fondeamos. Quizá el cambio de corriente y la entrada y salida de las mareas, hace que a esas horas la bahía se llene de mantas. Aproximadamente a las 14:20 h. vemos la primera, pasa pegadita a mi que en ese momento estaba dándome un baño. A partir de la primera, muchas más. El MANTA SHOW acaba alrededor de las cuatro, así que si alguien viene por aquí, ya sabe que el espectáculo es a esas horas y nada más.



Antes de esto, por la mañana fuimos con los tripulantes del Aliena, el barco de Miguel y Carmen y su tripulante Johan a dar un paseo por la isla. Vinieron a recogernos con su dingy. Para bajar a tierra había que remontar un poco el río, pero la marea era baja y Johan, Antonio y yo nos bajamos para que no tocara la hélice del fueraborda el fondo, y nos metimos en una especie de ciénaga, lodo hasta las rodillas……..Wuajjjjjjjjj!!!!!! Llegamos hasta un tiki en medio de la jungla, donde antiguamente hacían el rito de comerse a los guerreros que vencían.

Al día siguiente, de nuevo temprano, nos volvemos a cambiar de cala, poco a poco vamos a dándole la vuelta a Nuku Hiva y la verdad, una maravilla. Cada cala a la que llegamos es mejor y más bonita todavía. Próxima parada, cala Anaho, ESPECTACULAR. Tan sólo tres barcos fondeados y Aliena y nosotros, que vamos a ir juntos durante un tiempo.


Por la mañana, antes de llegar, de camino nos aparece un primer grupo de delfines que nos siguen durante un ratito, pero poco después llega otro grupo de delfines sin morro tipo calderones enorme, cientos de ellos rodean el barco por todos los costados y a proa es un auténtico espectáculo, aprovecho para grabarlos con un "cachivate" que hemos creado Toni y yo con una caña de bambú, donde podemos poner la go pro y hacer videos y fotos bajo del agua, sin romperme el brazo y las costillas, aunque así y todo no es fácil. Después de los segundos delfines, giramos el barco y vemos de nuevo un frenesí en la superficie del agua, infinidad de pájaros que se lanzan y revolotean buscando su presa, así que preparamos el enrollador de la génova en el winch porque seguro que pescamos y………………..pescamos un waho de unos 20 kg. Llamamos al Aliena por la VHF para decirles que ya tenemos cenar para esta noche. Carmen nos lo cocina al horno con patatas y lo comemos juntos en su barco. Por cierto, vaya barco, un Oyster 56 PRECIOSO!!!!! Y el pescado muy bueno. Nosotros llevamos un bizcocho que tampoco está nada mal.


Antes de marcharnos, nos quedamos un día más aquí para intentar conseguir fruta, pero en tierra no hay nada salvo dos barracas de locales y unas playas de ensueño, paradisíacas. La última noche aquí, me deja en la retina una puesta de sol detrás de las montañas preciosa con dos caballos en el agua dándose un baño. La isla, esta llena de caballos, cabras, gallos, gallinas y vacas sueltas, en libertad. Parece ser que el huracán que hubo en 1992 destruyó varias granjas y los animales domésticos tuvieron que aprender a sobrevivir en libertad.




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